lunes, 14 de abril de 2014

Arcade Fire - Neon Bible

2007 - Neon Bible - Arcade Fire
A-

Black Mirror
Keep The Car Running
Neon Bible
Intervention
Black Wave/Bad Vibrations
Ocean Of Noise
The Well And The Lighthouse
(Antichrist Television Blues)
Windowsill
No Cars Go
My Body Is A Cage

Mejor canción: "Intervention"

    «Mi cuerpo es una jaula / Que me impide bailar con la persona a quien amo / Pero mi mente encierra la llave / Estoy de pie en el escenario / De miedo y duda en mí mismo / Es una obra vacía / Pero ellos aplaudirán de todos modos.»

    Aquellos fueron los versos de "My Body Is A Cage" que Win Butler recitó acapella a la mitad de la presentación de Arcade Fire en el Vive Latino 2014. Como era de esperarse, la gente celebró al instante por mera inercia y aplaudió sin chistar, sin saber muy bien el significado de lo que Butler acababa de decirles. Como cuando a Thom Yorke se le revolvían las entrañas cada vez que la gente gritaba y aplaudía después de tocar un tema tan ridículamente depresivo como "Street Spirit (Fade Out)". La elección de Butler a dicho fragmento no fue al azar. Pues a pesar del aplastante éxito que Arcade Fire ha conseguido en los últimos años, Win, Regine y compañía aún parecen hallarse un tanto incómodos ante el reconocimiento y la fama que su música les ha concedido a nivel mundial. El sindrome Kurt Cobain, le llaman. El (des)precio de la fama. 
   
    Aquél pesimismo y desgano parece ser parte del leitmotiv de su segunda placa, Neon Bible, justamente el trabajo que los catapultó al estrellato y los hizo acreedores a incontables premios por disco del año y similares. Porque, si bien, Funeral fue un éxito entre la escena más bien subterránea y dentro de un círculo reducido de seguidores, de Neon Bible fue de donde se desprenderían varios de los temas por los cuales mucha gente llegó a conocer a Arcade Fire. Y no es de sorprenderse, pues mientras que Funeral era un disco mucho más adolescente, personal e íntimo, Neon Bible se presentó como un trabajo mucho más espectacular y propio del rock de estadios y las presentaciones masivas.

  Es de llamar la atención la súbita transformación que el grupo sufrió entre uno y otro disco. Mientras que en su debut eran apenas unos adolescentes confundidos ante la maduración prematura, la muerte de varios de sus seres queridos y la nostalgia hacia los lugares donde transcurrió su infancia y adolescencia —los suburbios—, en este segundo trabajo de pronto se asumieron como figuras públicas con la responsabilidad de transmitir, a través de su arte, algo más que cuestiones meramente emocionales. 

  Es así que las canciones de estos canadienses de pronto tratarían temas políticos, sociales y hasta religiosos, con un mensaje de protesta claro y directo. En este aspecto, remiten un poco a la transformación casi idéntica que en su momento U2 sufrió en su tercer disco, War

    Este cambio tan notable no se limitó a la parte lírica, sino que se reflejó también en la instrumentación y producción mucho más trabajada y grandilocuente en la mayoría de las canciones: órganos de iglesia, campanas tubulares, violas, arpas, arreglos orquestales y demás recursos que no sólo continúan en la vena barroca de Funeral, sino que lo llevan incluso más allá. 

  Pero extrañamente es por lo anterior que Neon Bible no alcanza a conectar emocionalmente con el escucha de manera tan estrecha como sí lo hacía su anterior trabajo, pues a pesar de la innegable calidad de cada pieza, es difícil identificarse con los temas religiosos, antibélicos y antisistémicos que Butler aborda, eso sí, con brillantes letras rebosantes de alegorías e inteligentes metáforas. 


   El mensaje general del álbum es bastante crudo y, en apariencia, desmoralizante. Un grito de guerra canalizado hacia el exterior, hacia el resto del mundo, y ya no sólo hacia adentro y limitado a los suburbios de Win y Regine. Cabe mencionar que, a pesar de que el álbum lanza ataques directos a la iglesia y la hipocresía de la religión, irónicamente fue grabado en una vieja iglesia masónica de Quebec, que la banda restauró y convirtió en estudio de grabación; y es quizá lo que refuerza ese aire apocalíptico e iracundo que Butler transmite en cada verso. 




     A pesar de lo pesimista que pudiera parecer el mensaje de cada canción, si uno lee entre líneas, puede hallarse también una conclusión similar a la que Pink Floyd había propuesto décadas atrás, al final de su obra maestra, Animals: quizá el mundo pueda estar cayéndose a pedazos y seamos francamente insignificantes como individuos ante las monstruosas instituciones que componen el sistema en el que vivimos inmersos, pero aún podemos redimirnos de manera personal si nos concentramos en las cosas que valen la pena y nos esforzamos por fortalecer nuestros frágiles vínculos afectivos.

    Siete años después la premisa de esta obra sigue tan vigente como entonces. Las canciones han envejecido con suma gracia. El problema, por así decirlo, es que Funeral elevó tan alto los estándares del grupo, que incluso un trabajo del calibre de esta Biblia de Neón no logra igualarlo; aunque la diferencia tampoco es abismal. 
Pero para sorpresa de todos, Arcade Fire logró en su siguiente grabación algo que parecía improbable: confeccionó un tercer larga duración que no sólo iguala a sus dos predecesores, sino que es tal vez aún mejor y teminaría por confirmar de una buena vez que lo de estos tipos no era una mera moda pasajera. Lo de ellos iba muy, muy en serio.



«Oh God! Well look at you now!, Oh! You lost it, but you don't know how!
In the light of a golden calf, Oh, God, I had to laugh»

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